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Detroit Become Human. Temas sociales explicados mal.

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  • Febrero 20, 2020
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Imagen por: Sony Computer Entertainment

Por: Carlos Alexis Jiménes Pineda

El medio audiovisual más joven es el de los videojuegos. Como todo medio audiovisual que aspira a una posición elevada, el videojuego busca tratar temas de índole social por medio de sus historias o mecánicas. Al ser un medio interactivo, teóricamente este puede transmitir sus ideas de manera profunda.Sin embargo, al querer colgarse la medalla de responsabilidad social, el videojuego se ha visto víctima de sus propias intenciones, cayendo el mismo en ridiculizar los temas de los que quiere hablar, retratándolo sobre todo en criaturas o razas mitológicas.

Es por esto que un juego como Detroit Become Human, desarrollado por Quantic Dream con dirección de David Cage, no permite un análisis en profundidad de sus temas o de los objetivos que se propone como obra audiovisual trascendente. Un juego donde el racismo a fin de cuentas acaba siendo desplazado por dar lugar a un sistema insulso.

Dentro del juego, uno de nuestros personajes principales, Marcus, se da cuenta de que tan mal está la sociedad en la que vive y el racismo en contra de su gente. Marcus, por ello, decide unirse a las filas de la resistencia androide, donde rápidamente asciende al puesto de líder de la revolución para darle a los androides la vida que se merecen.

Marcus decide iniciar una campaña pasivo/agresiva contra las instituciones que se encargan de ir en contra de las necesidades de estas máquinas. Pero, como bien se puede ver en un video del periodista José Altozano, esta discriminación cae “en saco roto”, pues nosotros hemos creado estas máquinas para servirnos. Por otro lado, los humanos discriminados se han visto desplazados por el hombre blanco europeo.

Este reflejo de “racismo” se ve también afectado por la misma idea de los androides como personas. Nos muestran máquinas con supuestos sentimientos que son capaces de trabajar por horas sin necesidad de tener un descanso. Hablamos de “personas” virtualmente inmortales, cuando en la vida real nos enfrentamos a personas reales, con sus propias dolencias y preocupaciones, que cada día son atacadas.

Este es sólo uno de los fallos en un videojuego que intenta ir más allá y busca la responsabilidad social. No es el único, pues el videojuego comercial siempre ha querido mostrar temas maduros con poco esfuerzo, pero considero que, dentro del videojuego contemporáneo, es el ejemplo más importante de este mal que afecta a desarrolladores comprometidos con las historias de verdadera importancia y hacia los mismos consumidores.