Extrayendo la violencia, Friends
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- Enero 20, 2020
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Por: Carlos Alexis Jiménez Pineda
La violencia se encuentra en todas partes del mundo. Es una de las conductas humanas más antiguas del mundo. La hemos visto plasmada en los libros de historia, siendo causa o consecuencia de eventos que quedaron grabados para la prosperidad por su desarrollo poco agradable.
Cómo no es sorpresa, el arte, de ficción o que graba la realidad de vista al futuro, sabe plasmar la violencia por medio de imágenes, palabras o sonidos. Esto no requiere de una fuerza superior para su entendimiento, la violencia entretiene y vende. Aparte, no se necesita un posgrado para ver que Salvando al soldado Ryan va de la violencia de una guerra.
Y es que, es sencillo ver la violencia en un asesinato o en una guerra. Sin embargo, es difícil entender que los actos violentos, así como sus agentes ejecutantes, no siempre son personas con un arma o con un deseo explícito de causar un mal a sus semejantes.
La violencia tiene muchas formas y ejecuciones, algunas de ellas son tan comunes en la sociedad moderna, atiborrada de redes sociales y productos audiovisuales de fácil consumo, que las concebimos como algo normal, común y hasta inevitable, al grado de ignorar por completo el daño que estas causan a las víctimas, muchas veces de manera indirecta.
Por ello, y acompañando estos primeros pasos por crear una cultura concientizada de que la violencia es algo que el ser humano ha aceptado como parte de su forma de vida y que abraza como algo inherente a su persona, pero que eso no la exhuma de ser un comportamiento grave e incapaz de encaminarnos al sendero de paz por el que todos apostamos.
Dicho esto, y sin motivo de extender esta ya larga introducción, en esta sección analizaremos distintos productos artísticos, tanto recientes como clásicos indispensables dentro de la cultura popular, para extraer de ellos esas conductas violentas interiorizadas y normalizadas en la sociedad moderna.
Cabe aclarar que nos centraremos en el análisis de obras tanto literarias como musicales, sin excluir a las indispensables películas y series de televisión que han marcado este milenio. Sin más por el momento, empezamos.
La violencia de la amistad (Friends).
Creada en 1994, con una extensión total de 236 capítulos, distribuidos entre 10 temporadas a lo largo de 10 años, no cabe duda que hablar de la serie estadounidense, Friends, es hablar de un referente absoluto de la cultura popular internacional. No son pocos sus fervientes admiradores, entre los que se incluye su servidor, ni sus imitadores, que no han sabido captar la esencia de lo que en un principio es una serie sobre la amistad, el amor, la vida adulta, entre otros.
Sus personajes, cada uno con una personalidad claramente definida y gustos diferenciados del resto del elenco protagonista, son ya parte del extenso panteón de personalidades ficticias que marcaron a una generación. Una generación preocupada por un futuro incierto, en un mundo cada vez más cerrado y en el que sobrevivir se convierte en una tarea diaria.
Nuestros protagonistas eran una suerte de fantasía de una generación que vería el inicio de la tecnología como algo cotidiano y el inicio del desplazamiento de los estereotipos y los tabús de una generación previa que no sabía ajustarse a los estándares modernos de lo que era socialmente aceptado y lo que no.
No se debe negar la importancia de esta serie al hablar de innovación en cuanto a temas sociales se refiere, siendo una de las primeras series televisivas que derribaría la imagen de la familia perfecta para arriesgarse con familias no normativas, monoparentales, homoparentales, entre otras. Así como mostrar abiertamente personajes trans, homosexuales y un largo etcétera.
Pero, lo que nos atañe el día de hoy son las conductas y agentes de la violencia que tenemos normalizados hoy en día, y en esta obra podemos encontrar varios. A continuación, analizaremos estos comportamientos para extraerlos de la misma, pudiendo así identificarlos con mayor facilidad tanto en otros productos culturales como en la vida cotidiana.
El romance tóxico
Si bien, como se dijo antes, la serie nos mostraba situaciones poco comunes para su época, el romance es una fórmula vendedora y, en mayor parte, exitosa para cualquier obra artística que tiene como objetivo llamar la atención de un público deseoso de plasmar sus propias fantasías amorosas en los protagonistas.
Pero estas conductas deberían ser bien vistas y, desde luego, la meta de alguien, siempre y cuando estén bien encaminada, y esta serie falla en muchas ocasiones en mostrarlo.
El primer ejemplo de ello lo encontramos en los compases iniciales de la serie, con uno de nuestros protagonistas. Al inicio, el protagonista conocido como Chandler tiene una relación con uno de los personajes recurrentes de la serie, Janice, quién sirve sobre todo como un alivio cómico.
Cuando vemos el inicio, descubrimos que este protagonista intenta dejar a su pareja, proceso que, según quienes han sufrido de una ruptura amorosa, es un ir y venir de emociones tanto positivas como negativas al perder a una persona que es especial para nosotros.
Sin embargo, la serie lo aprovecha para mostrarnos una conducta esquiva y poco directa, causando que a lo largo de la serie veamos a estos dos personajes romper y restaurar sus vínculos amorosos de manera recurrente. Podemos ver esto como el punto menos grave del ya mencionado romanticismo tóxico, al ser retratado (de manera incorrecta) por un personaje que acepta su situación y la recibe con gracia.
No obstante, esto ayudó a formar el estereotipo de que “es divertido” ir y volver con una misma persona, cosa que muestra una grave falta de compromiso para con la otra parte de la relación, y fomentando el menos precio a una situación que puede ser perjudicial para muchas personas.
El otro punto que me parece de mayor gravedad es el hecho de mostrar a los personajes que son abiertamente machistas o misóginos no como un ejemplo a seguir, pero si como personas aceptables, carismáticas y hasta queridas dentro de la sociedad, tal es el caso del personaje de Joey, que salta de una relación poco fructífera a otra de manera constante, sin sufrir mayores consecuencias que un esporádico regaño.
De nuevo, se quiere resolver esto mostrando situaciones cómicas poco convencionales, de hecho estamos hablando del alivio cómico recurrente en la serie dentro del grupo varipinto de protagonistas. Mostrando así que, mientras actúes de forma amable de forma recurrente, podrás ser una persona sin aspiraciones al compromiso romántico durante gran parte de tu vida. Es como el niño que constantemente realiza acciones incorrectas en casa pero, como hace su tarea, puede seguir jugando sin reglas establecidas, aún cuando este juego moleste o dañe a sus similares
Puesto que este ha sido uno de los puntos más tratados en los distintos vistazos de la serie, de momento pasaremos al siguiente.
Mensajes contrarios.
Dentro de este rubro podrá haber personas que han explorado los comportamientos contradictorios entre lo que profesa la serie y lo que termina siendo en el producto final. Pero, siendo yo un neófito en estos temas, de momento quiero centrarme en lo que me parece el más grave de ellos.
La serie muestra en reiteradas ocasiones personajes que no son heterosexuales, llegando incluso a mostrarnos a un personaje trans que tiene una familia o, al menos, eso es lo que intenta.
Dicho personaje se nos muestra en dos ocasiones únicamente, aunque se le menciona en muchas más. El padre del ya mencionado Chandler, cuando se muestra en pantalla, resulta ser un personaje que se preocupa por su hijo y que solamente busca vivir de manera feliz, sin nada que lo moleste a él o a su familia.
Pero, cuando la serie no lo muestra, no duda en sostener la idea de que es un personaje sin ninguna vergüenza y sin ningún pudor para realizar actos sexuales frente a un niño. Un personaje que, como se menciona, fue el causante de muchos de los traumas del protagonista ya en su vida adulta y que no tenía ningún tipo de responsabilidad por lo que en su momento era bueno para su hijo.
Con esto quiero decir que la serie se enfrasca en mostrar una diversidad de personajes y de géneros, pero que, cuando tiene oportunidad, no sólo se ríe de manera directa sobre ellos o sobre sus actitudes, sino que no tiene duda o reparo alguno en reforzar esos estereotipos con la excusa de brindarnos un momento “cómico” a los espectadores.
Como este puede haber muchos ejemplos, pero me quedo con él ya que me parece el más grave dentro de toda la serie. Es un claro ejemplo de “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”. Si quieres mostrar personajes de diversa índole, trata de derribar esos muros de tabús en lugar de reforzarlos “por las risas”.
El peor amigo.
Dentro de los protagonistas de la serie, hay uno que destaca por su peculiar forma de ser e interactuar tanto como el resto del elenco principal como con los miembros secundarios o invitados en cada capítulo. Nos referimos, por supuesto, al Dr. Ross Geller.
Este personaje es uno de los más odiados dentro del grupo de fans de la serie y con mucha razón.
Ross Geller es el personaje al que nadie debería aspirar a ser. Mientras que los otros protagonistas tienen sus fallos y defectos como personas, Ross es una persona que no sabe medir sus emociones, mostrándolo como alguien impulsivo que reacciona a la menor provocación aunque esta no sea exactamente intencionada.
También lo vemos como alguien manipulador, que utiliza diversas situaciones poco agradables en su vida que, según él, lo excusan de ciertas actitudes, como sería el caso de gritar o presionar a sus amigos en momentos inadecuados.
Otra de sus actitudes que lo muestran como una persona muy impulsiva es la continua negación al rechazo que este experimenta hacia otros personajes, como lo son la coprotagonista, e interés amoroso de Geller, Rachel, que sufre en diversas ocasiones de las negativas de este hacia sus parejas siguientes, provocando situaciones muy incómodas.
El personaje no tiene ninguna duda en mostrar su superioridad ante otros por medio de comentarios que muestran su preparación académica como si esta le diera el derecho de tratar al resto como si estuvieran por debajo de él.
Queriendo evitar este tema, pero sin poder lograrlo, cabe resaltar sus continuos celos hacía, de nuevo, el personaje de Rachel, llegando a mostrar conductas infantiles y posesivas por temor a perder a alguien. No solamente estos celos son los que lo delatan como una mala pareja, sino su continua obsesión por encontrarse a sí mismo feliz, sin importarle las emociones o sentimientos de su pareja, tal como lo vemos al final de la serie, en el que él prefiere que su pareja se quede a su lado en lugar de su propio avance profesional, en una clara muestra de egoísmo.
Como Ross, muchas personas no saben que actúan de manera violenta por querer satisfacer sus propios deseos y necesidades, llegando a utilizar de manera inconsciente, o quizás no tanto, la manipulación y la adulación en favor de un bien propio y egoísta que solamente traerá felicidad a uno mismo.
Se pueden resaltar muchos otros errores, ya que estamos hablando de una serie que guarda una amplia variedad de personajes con fallos que nos sirven de primer ejemplo para decir que la violencia se encuentra en todas partes. El que algo nos guste no debe exhumarlo de su responsabilidad como un producto que llegará e influenciará, de manera inevitable, a muchas personas alrededor del mundo.
De momento, es todo por mi parte. Espero que hayan disfrutado de esta lectura y, poco a poco, seamos capaces de, juntos, descubrir la violencia que, de manera silenciosa, nos ataca día con día. Hasta pronto.